domingo, 16 de agosto de 2009

El cuento de Laura

Era de noche. Una noche muy oscura y silenciosa. Una casa se encontraba en la inmensidad de aquella noche tan oscura. Dos hermanos solos. Sus padres habían salido y se encontraban en su cuarto común, intentando conciliar el sueño. Un ruido. Un extraño ruido provino de la planta más alta. Primero ambos hermanos intentaron no hacer el menor caso, pero volvió a sonar. Esta vez ambos se destaparon y, de un salto, bajaron de sus camas. Miraban hacia arriba. ¿Qué podía ser aquel ruido? Los hermanos se miraron algo perplejos.
-¿Has oido tú eso?-Le preguntó el hermano pequeño al mayor. Este asintió.
-Sí. Creo que lo mejor será que vayamos arriba a ver qué es. Si nos quedamos aquí muertos de miedo no arreglamos nada.
-No,no,no. Yo no voy. Me da mucho miedo...Vamos a esperar a que pase, ¿vale?-Le preguntó el pequeño. El mayor asintió.
-¡Cantemos algo para distraernos!-Sugirió él.

Los dos miraron en su cajón de juguetes y de el sacaron dos pelotas. Los dos empezaron a botarlas con una mano durante unos breves segundos y luego empezaron a cantar...
-Bota, bota, mi pelota. Bota, bota, mi pelota...-Cantaban los dos, casi al unísono.

De pronto volvió a escucharse aquel ruido. Siguieron cantando, esta vez, más alto. Pero el ruido no amainó si no que se intensificó aún más. Las pelotas rodaban por el suelo y ambos niños estaban estupefactos en medio d ela habitación. Volvió a escucharse el ruido. Estaban muertos de miedo.
-Es cuchame, voy a subir, ¿vale?-Le dijo el hermano mayor al pequeño.
-No, que es peligroso...-Musito este.
-Pero tengo que saber qué es. Ahora escuchame, si dentro d eun rato no bajo, vete de casa y avisa a alguien, ¿entiendes? Si escuchas que grito o algo por el estilo, vete también. ¿Entendido?
-Sí...-Murmuro el hermano pequeño, intentando contenerse las ganas de llorar.

El hermano mayor inspiró profundamente y abrió la puerta de la habitación, dispuesto a subir al segundo piso de la casa. Del que porbenian aquellos incesantes y perturbadores sonidos. El hermano pequeño se metió en la cama. Se tapo con las savanas y se hizo una bola. Estaba muerto de miedo. Ojala su hermano llegase pronto, muy pronto.

Pasó media hora y aún su hermano mayor no habíá bajado. El hermano pequeño se levantó de la cama, ¿qué le había podido suceder? Abrió la puerta y miró hacia aquellas negras y largas escaleras que conducian al piso de arriba. Su hermano le dijo que huyese pero el hermano pequeño no podía irse sin saber como estaba él. Subía los peldaños lentamente. Sin prisas, mirando al suelo, a sus piés, viendo como avanzaba hacia el piso superior.

Cuando por fin llegó, inspiró profundamente y alzo la vista hacia el frente. Un extraño ser larguirucho y de un color algo negruzco estaba frente a él. Aquellos impresionantes ojos rojos lo miraban. Botaba algo. El hermano pequeño, presa del pánico de saber que era lo que botaba chilló. La cabea de su hermano ensangrentada era l que botaba aquel ser mientras cantaba...:
-Bota, bota, mi pelota...